Happy Holidays from High Tide!

Las ballenas jorobadas están regresando y aquí te contamos por qué...

Humpback Whales are Making a Comeback and Here's Why...

En los inmensos océanos del planeta, pocas historias reflejan la fortaleza de la ballena jorobada. Estos grandes animales fueron cazados casi hasta la extinción. Ahora, se están recuperando con fuerza. Hoy en día, cerca de 84.000 ballenas jorobadas nadan en los mares, y muchos grupos están creciendo. Este éxito se debe a nuevos avances científicos, como el estudio de los sonidos que emiten las ballenas y el monitoreo de las zonas donde antes eran cazadas.

El pasado cae y el gran regreso

En los siglos XIX y XX, la caza de ballenas jorobadas fue muy intensa. De hecho, en algunas zonas, su población se redujo hasta en un 95%. Por ejemplo, en el Atlántico Sur occidental, pasaron de unos 27.000 ejemplares a menos de 450 a mediados del siglo XX. En el Pacífico Norte, a finales de la década de 1950, solo quedaban 440. La situación mejoró en 1986, cuando la Comisión Ballenera Internacional prohibió la caza. Esto permitió la recuperación de la población de ballenas. Actualmente, algunos grupos alcanzan el 93% de su tamaño original. Este éxito se debe a la capacidad de las ballenas para reproducirse y a las normativas que reducen peligros como las colisiones con embarcaciones y las redes de pesca.

Escuchar la música: Estudios sonoros y la obra de Katy Payne

Una parte fundamental de la protección de las ballenas consiste en estudiar sus sonidos. Esto se denomina investigación acústica y nos revela aspectos de la vida marina que no podemos ver. Las ballenas jorobadas emiten cantos complejos que se propagan a gran distancia bajo el agua. Estos sonidos les ayudan a comunicarse, orientarse y encontrar pareja. Los científicos utilizan micrófonos subacuáticos, llamados hidrófonos, para escucharlas. Esto permite rastrearlas, contarlas y conocer sus hábitos sin molestarlas. Las nuevas tecnologías, como los programas informáticos, permiten detectar ballenas raras en tiempo real, lo que ayuda a evitar peligros derivados de los barcos.

Katy Payne fue pionera en este campo. Poseía un oído excepcional para la música y lo utilizó para estudiar a las ballenas. En la década de 1960, escuchó grabaciones de ballenas jorobadas. Descubrió que sus cantos cambian con el tiempo. Los machos modifican las melodías al unísono, como si compartieran una cultura a través de la música. Representó estos sonidos mediante imágenes, como notas musicales. Junto a su entonces esposo, Roger Payne, grabó en 1970 un famoso álbum titulado « Songs of the Humpback Whale» (Canciones de la Ballena Jorobada) . Este álbum contribuyó a que la gente apreciara a las ballenas y dejara de cazarlas. Actualmente, instituciones como la Universidad de Cornell utilizan sus ideas. Escuchan los sonidos para ayudar a proteger a las ballenas del ruido, como el de los motores de los barcos. Como dijo Payne, escuchar a las ballenas nos enseña sobre la interconexión con la naturaleza.

Ayuda de la gente común: Observando desde la comunidad

Los estudios de sonido de alta tecnología ofrecen una visión general, pero son las comunidades locales las que garantizan la protección en la práctica. El monitoreo comunitario permite que personas comunes, como pescadores y visitantes, ayuden a rastrear a las ballenas y a protegerlas. Organizaciones como la Pacific Whale Foundation permiten que científicos de a pie compartan avistamientos y observaciones sobre el comportamiento de las ballenas. Esta información ayuda a detectar problemas como el enredo en redes o los efectos del cambio climático. Además, fomenta el cuidado del océano.

En Alaska y México, las zonas denominadas Sitios del Patrimonio Ballenero permiten a los lugareños observar las rutas que siguen las ballenas. Esto impulsa el turismo de naturaleza y fomenta buenos hábitos. Los voluntarios examinan ballenas muertas para comprender mejor problemas como el hambre en las ballenas grises. Los programas de NOAA Fisheries combinan la ayuda local con la investigación científica para la conservación de las orcas. Solucionan problemas como el ruido de las embarcaciones y la escasez de alimento. Al permitir la participación de todos, estos esfuerzos dan mayor visibilidad a las ballenas y contribuyen a su recuperación.

Un futuro lleno de esperanza

El regreso de la ballena jorobada, tras haber estado al borde de la extinción, a océanos saludables ofrece una perspectiva para la conservación de la vida marina. Sin embargo, problemas como el calentamiento global, la basura plástica y la contaminación acústica persisten. Si continuamos prestando atención a la vida marina y brindando ayuda cuando sea posible, la recuperación será posible.

Escribir un comentario